Sí, sin duda había que haber hablado de la música en estas diatribas sobre qué es el arte y sobre su futuro-su presente más a mano-qué duda cabe que la música es el arte de nuestro tiempo, al menos por su ubicuidad y claro, seguramente de todo tiempo pues si hay un arte innato en el hombre que no necesita de justificaciones ni de cultura (como demuestran nuestros hipermusicalizados adolescentes) ése es el del ritmo, el del canto, el del baile (aunque el baile no lo veamos tan claro los estirados europeos). Para la música ni siquiera hacen falta instrumentos, el canto es seguramente el único arte que todos nosotros afirmaríamos haber practicado. ¿Podríamos negar que la música embriaga? Y precisamente eso sucede mucho con las demás artes, que siempre hay alguien que puede afirmar-eso es una patraña, eso no es arte (La poesía dirá alguien, reúne también esas características, sí, como no, pero es que la poesía es música. Yo no incluiría ahí ni la novela ni los libros de texto, pero claro, sobre gustos…). También el arte musical acarrea un aparato conceptual una teoría, una hermenéutica, pero nadie diría que en la música es tan importante la interpretación como el sentimiento y en todo caso ¡qué interpretación sería válida aquí! Algunos hemos presentado música pero muchos de nuestros debates habrían cambiado si la hubiéramos tenido de verdad en cuenta-su inmediatez, su intensidad, su veracidad, la extraña y prolongada forma en que nos hace estremecernos-. Definir el arte, pensar sobre su existencia actual o no, decidir hasta qué punto va aparejado con nuestro horizonte de significación, ahondar sobre qué comunica el arte, saber cómo se hace para vivir el arte. En cierto modo la música nos ha rondado; nuestro acogedor blogger Faustino ha añadido una hermosa canción a nuestras visitas, Ramón ha cerrado el curso con dos canciones y hemos tenido hasta flamenco y canción protesta.
Claro que de seguir esa línea parece que se crea una división entre la música y las demás artes y que dada la orientación de nuestros planes de estudio más vale no mentar la bicha y mejor que no aparezca la música por la universidad a ver si esto va a acabar siendo “Fame” que no es lo mismo poner diapositivas de cuadros heterodoxos que pinchar a Metallica. Más en serio, sería precisamente de confrontar las artes y nuestra recepción de ellas lo que podría darnos algo de luz sobre los debates que hemos mantenido y, sobre todo, lo que más ayuda a clarificar y hacer fructificar esos debates es una vivencia real del arte, y yo creo que aquel al que todos accedemos hoy de una manera más intensa y pura es la música. ¿Quizás no sea así?
Andrés de la Fuente